En América Latina, la adopción de tecnologías sin contacto se afianza como una respuesta efectiva a los desafíos institucionales en seguridad física y digital. A medida que las soluciones biométricas y móviles ganan terreno en el mundo del control de acceso, se modifica la forma de autenticar a los usuarios: ya no se trata solo de abrir puertas, sino de construir confianza en tiempo real y reforzar la protección de activos críticos.
De acuerdo con estudios recientes sobre seguridad e identidad, un número creciente de organizaciones ya han adoptado o planean adoptar credenciales móviles. Al utilizar el teléfono inteligente como llave digital, se elimina la dependencia de tarjetas físicas y se gana eficiencia operativa: las credenciales pueden actualizarse, revocarse o integrarse sin fricciones, incrementando la seguridad y reduciendo los riesgos en caso de pérdida o robo del dispositivo.
Este auge está impulsado por la necesidad de verificar identidades de forma precisa y sin intervención humana, una demanda especialmente fuerte en sectores críticos. Por otro lado, las tecnologías biométricas de reconocimiento facial y huellas dactilares se consolidan como complemento ideal para implementar esquemas de autenticación multifactor (MFA), adaptados a entornos exigentes e integrados con sistemas digitales y físicos.
A ello se suma el papel decisivo de la inteligencia artificial, que permite mejorar la precisión y proteger la identidad frente a amenazas sofisticadas. Desde sistemas que ajustan automáticamente la calidad de imagen en condiciones adversas hasta algoritmos diseñados para detectar intentos de suplantación, la IA se convierte en un aliado clave en la seguridad institucional.
Acceso móvil, biometría y estándares abiertos
El mercado está desarrollando soluciones cada vez más orientadas a las necesidades de las instituciones públicas y privadas, integrando autenticación sin contacto, escalabilidad operativa, compatibilidad con plataformas abiertas y un enfoque riguroso en la protección de datos.
Ya no se trata únicamente de incorporar lectores que permitan la detección de un rostro vivo y la mitigación de intentos de suplantación, sino también de contar con hardware especializado que ofrezca una gama ampliada de métodos de autenticación, como credenciales móviles, tarjetas inteligentes, PIN, códigos QR y biometría, que faciliten la configuración de esquemas adaptables a distintos niveles de seguridad.
Asimismo, resulta clave disponer de equipos compatibles con protocolos de comunicación seguros como OSDP, que permiten integrar sistemas heredados sin comprometer el cifrado ni la capacidad de monitoreo, y con funciones como la alimentación a través de Ethernet (PoE), que contribuyen a reducir tiempos de despliegue y costos de infraestructura.
La modernización enfrenta todavía limitaciones técnicas, como la persistencia de protocolos propietarios antiguos que transmiten datos sin cifrado y resultan vulnerables a clonación. En este escenario, la adopción de estándares abiertos se presenta como la vía más sólida para escalar sin necesidad de desmontar sistemas completos.
Encuestas recientes revelan que más del 30 % de los responsables de seguridad valora la facilidad de integración que ofrecen estas plataformas con soluciones de terceros, así como su flexibilidad para actualizar o ampliar sistemas. Más que una solución puntual, los estándares abiertos representan una transición hacia ecosistemas interoperables, donde la seguridad física y digital convergen con continuidad institucional.
Hacia un modelo híbrido y escalable
La transformación de la seguridad institucional en América Latina avanza bajo esquemas híbridos que combinan tecnologías heredadas —como las credenciales físicas tradicionales— con soluciones sin contacto y multifactor basadas en biometría y credenciales móviles.
Esta transición no implica una sustitución total, sino una reconfiguración progresiva, en la que cada organización adapta su arquitectura a los requerimientos operativos y normativos que enfrenta. El resultado es una diversidad de modelos de autenticación que responden simultáneamente a la continuidad de lo ya implementado y a la urgencia de lo emergente.
Hoy esta evolución ya no es promesa de futuro, sino una realidad palpable en múltiples sectores: aeropuertos internacionales, entidades financieras y organismos gubernamentales han comenzado a implementar tecnologías de reconocimiento facial y soluciones sin contacto, mientras que edificios corporativos, universidades y hospitales demandan sistemas interoperables capaces de integrarse con infraestructuras heredadas y de escalar sin fricciones.
CASEL continúa trabajando para difundir estas tendencias y acompañar a sus asociados en la adopción de tecnologías que fortalezcan la seguridad electrónica en todo el país.
Rogério Coradini
Commercial Director – Latin America and The Caribbean
HID – Physical Access Control
Rogério Coradini es un profesional en gestión estratégica, con una maestría en administración de negocios (MBA) enfocada en gestión comercial. Cuenta con 25 años de experiencia en la industria de la seguridad electrónica. Se incorporó a HID en el año 2015 como director de Ventas para Brasil, y actualmente se desempeña como director Comercial de Control de Acceso Físico (PACS) para América Latina.